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  • Foto del escritorDr. Víctor Luis Figueroa Alvarado

La teleconsulta en psiquiatría durante la pandemia y sus principales hallazgos

Cuando veíamos las medidas de otros países por la pandemia, pensábamos que serían inadaptables a nuestro contexto y no ha sido así.

Entrevista completa ofrecida al Listín Diario



¿Cuánto tiempo tiene brindando asistencia psiquiátrica virtual a personas por la Covid-19?



Desde mediados de marzo iniciamos con esta modalidad tanto a nivel público como privado. Los recursos tecnológicos han sido grandes aliados y gracias a ellos la población no quedó desprotegida. Fue posible mantener la asistencia médico-psiquiátrica o psicológica, aunque sí debemos estar conscientes de que tienen sus limitantes.


¿Cuáles plataformas tecnológicas ha usado para ofrecer esa asistencia?


Plataformas como Zoom, Skype, Meet y WhatsApp han sido los canales más utilizados por la población para contactarnos, además de las llamadas telefónicas; recordemos que, todavía un número importante de personas no cuenta o no manejan este tipo de tecnológicas. También el Ministerio de Salud Pública, mediante su plataforma Aurora, ha atendido una gran cantidad de casos.


Sin embargo, tenemos que estar conscientes de que estas fueron medidas que se tomaron por la premura y la urgencia de la situación, lo más prudente será que, en la medida de la posibilidad, se retorne a los métodos presenciales de consulta o se migre a plataformas especializadas que brinden mayor seguridad en el resguardo de la información de nuestros pacientes.


¿Cuáles han sido las principales motivaciones que han llevado a las personas a procurar la asistencia durante la pandemia y los principales hallazgos tras esas consultas virtuales?


Los principales motivos de consulta que hemos podido identificar son: síntomas de ansiedad, de depresión y dificultad para conciliar el sueño. Las causas de estos síntomas van desde la incertidumbre en cuanto a la economía del país, la pérdida o suspensión del empleo, conflictos familiares y aumento en el consumo de alcohol.



Todo esto que acabo de describir ocurre tanto en personas que, aparentemente no tienen antecedentes de enfermedad mental, como en quienes son pacientes. Cuando hablamos de las personas que están en tratamiento psiquiátrico desde hace tiempo es aún peor, porque son más vulnerables ante la situación actual; el temor de muchos de ellos es enfermarse de la Covid-19, que sean estigmatizados por su enfermedad mental y les nieguen la atención médica.


¿Qué inquieta más a las personas dependiendo de las edades? Por ejemplo, ¿niños, adolescentes, adultos y envejecientes?


Los niños también están manejando niveles altos de ansiedad. Muchos de ellos presentan tristeza, porque ven a sus padres preocupados, no tienen certeza de cuando vuelven al colegio o escuela, de cuando jugarán con sus amigos y esto lleva a que tengan conflictos en la casa, rebeldía y choque con los padres y los hermanos. Los padres pueden llegar a quedarse sin herramientas para hacer que no se sientan tristes y se desesperen. Recordemos que los niños desean las cosas de manera inmediata. El no poder jugar, el no poder ir a los sitios que les gustaba, los lleva a tener desesperanza. Sumemos a esto, el tener que migrar el trabajo escolar a plataformas virtuales que les genera estrés porque les parece que ahora tienen más trabajo que en condiciones normales.


En el caso de los adolescentes, sabemos que un punto central para ellos es la socialización, lamentablemente, en esta situación no pueden compartir con sus amigos y parejas y no tienen privacidad en sus hogares, hay una hipervigilancia parental que los lleva a sentirse inútiles y esto es un caldo de cultivo para conflictos con los padres; además, al igual que los niños les genera ansiedad la carga académica.


En cuanto a los adultos, la mayor preocupación se centra en lo económico, la incertidumbre de si podrán conservar sus trabajos; además, una cantidad importante de personas en esta franja etaria han visto una reducción de sus ingresos y el incremento de las deudas. Ya no pueden mantener el estilo de vida previo, esto genera desesperanza. No encuentran una salida rápida de este problema.



También están los conflictos con la pareja y con los hijos, la distribución de las labores del hogar, tener que lidiar con el teletrabajo más el colegio virtual de los menores, aún más difícil si tienen más de uno. Recordemos que la adaptación a las nuevas plataformas digitales ha hecho que ocupemos más tiempo del que normalmente o destinábamos a nuestro trabajo y que se rompan límites del horario. Todo esto es aún más complicado cuando se trata de familias monoparentales.



Para los envejecientes, la mayor preocupación es la pérdida de la salud, muchos perciben que sus últimos años de vida no lo están disfrutando por estar en confinamiento, llevándolos a desarrollar trastornos del estado de ánimo como la depresión. También las preocupaciones por lo económico y a la situación de sus familiares. Además, muchos viven con sus hijos y nietos lo que incrementa la preocupación de que podrían enfermarse y hacen que se más riguroso el confinamiento (lo que se conoce como el doble aislamiento).


¿Las clases virtuales en escuelas, colegios y universidades han provocado estrés o ansiedad en los jóvenes?


Si… indudablemente ha habido un aumento de los síntomas de ansiedad en estos grupos etarios ya que para muchos de ellos ha sido complicada la adaptación, tener que recibir clases en esta modalidad. La queja de la gran mayoría es que sienten que tienen más trabajo que antes cuando acudían a las aulas. Otra situación que complica el panorama es que muchas familias no tienen el espacio físico o suficientes dispositivos tecnológicos para que dos o tres hijos puedan hacer sus tareas o tomar sus clases.


¿Ha detectado casos de personas con paranoia al asociar cualquier síntoma gripal u otro trastorno de salud con la Covid-19?


Si, muchas personas generan ansiedad por la salud y ante cualquier cambio o sensación corporal interpretan que están enfermos de la Covid-19 y van a las emergencias para ser evaluados, otros compran mascarillas y guantes en exceso, abusan del gel y lavado de manos. Esto lo estamos viendo en población aparentemente sana, pero en pacientes con trastornos obsesivos compulsivos, hipocondriacos y trastornos psicóticos, es aún peor.

Y esto eso no solo pasa con la propia persona, sino con todos aquellos que están bajo su cuidado, como los hijos.


¿Cómo psiquiatra tiene alguna sugerencia a la población sobre cómo manejar toda esta tensión que genera el distanciamiento físico, el teletrabajo, desempleo, la docencia virtual, carencias económicas y otras secuelas que ha dejado la pandemia?


Bueno, frente a esta situación no hay recetas mágicas, depende mucho de la situación que cada persona esté viviendo, por ejemplo, con respecto al trabajo o el desempleo, debemos entender que esta es una fase aguda, que poco a poco nos iremos adaptando a las nuevas realidades, debemos ser recursivos, esto es, comenzar a considerar las posibilidades reales con las que contamos y ver que podemos obtener de ellas. Por su puesto, que no tiene nada malo tener días en los que nos sintamos tristes, es natural y si en algún momento esta situación ya interfiere con las actividades cotidianas, hay que buscar ayuda profesional.


Algunas recomendaciones para el teletrabajo y las clases virtuales tienen que ver con la puesta de límites, debemos respetar las horas de comida, de sueño, de compartir con las familias, no podemos quedarnos todos los días trabajando hasta la madrugada o permitir que las clases roben todo el tiempo de ocio y disfrute con nuestros hijos.


En cuanto al distanciamiento físico, es una realidad que no podemos ocultar y que va a estar entre nosotros por un tiempo, aunque lamentablemente hemos visto personas que no respetan esta medida propuesta por los organismos de salud. Los seres humanos tenemos la capacidad de ser resilientes y adaptarnos a los cambios, aunque en principio puedan ser incómodo.


Cuando inició la cuarentena y veíamos las imágenes de otros países, las medidas con respecto a indumentaria y el distanciamiento físico, muchos pensaron que eso sería inadaptable a nuestro contexto y en menos de tres meses hemos ido incorporándolas (aunque sabemos que hay quienes no la respetan).


Debemos mantenernos informados, pero debemos buscar fuentes confiables y estemos de acuerdo o no con las autoridades, tenemos que acatar las recomendaciones que le han dado a la población. No podemos abusar del consumo de noticias, debemos filtrarla, porque el exceso puede llevar a la sensación de que no hay salida a lo que vivimos. también es bueno dejar espacio para otras actividades.



¿Cree que esta pandemia dejará trastornos mentales permanentes en algunas personas?


Si, es inminente, ya la OMS lo advirtió, esta pandemia afectará a mediano y largo plazo la salud mental y ya comenzamos a ver sus efectos. Se estima que pudiese haber un aumento de trastornos mentales y recaídas en paciente ya diagnosticados, así como también aumento en el consumo de drogas tanto legales como ilegales, por lo que debemos seguir expandiendo los servicios de los especialistas de la salud mental para prevenir desenlaces fatales en el presente y el futuro.

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