“La parte del cerebro más primitiva nos está llevando a “defendernos” de los ataques reales o irreales que tenemos alrededor, generando que, al momento de tomar decisiones, manifestemos conductas guiadas mucho más por lo emocional que por lo racional”
Santo Domingo, República Dominicana, 02 de abril de 2020
La pandemia del Covid-19 (coronavirus) ha trastornado todas las condiciones que mantienen en equilibrio la vida de los seres humanos; no sólo es un problema de salud pública (aunque si principalmente), sino también afecta lo económico y lo social, generando incertidumbre y malestar en todos nosotros.
La situación ha llevado a los gobernantes del mundo a tomar medidas, hasta cierto punto radicales, como mantener el aislamiento obligatorio, establecer cuarentena a las personas infectadas o que estuvieron en contacto con pacientes afectados por la enfermedad. Pero como vemos, indistintamente de eso, todos estamos cumpliendo cuarentena tengamos o no contacto con vectores del virus.
Esto nos puede generar una preocupación constante e inducirnos a estar hiperconectados a los diversos medios de comunicación y redes sociales, interfiriendo con nuestra capacidad de filtrar la avalancha de contenidos que nos viene encima.
Estamos en un momento que se percibe como peligroso y podemos sentir que todo conspira en nuestra contra. Si lo explicamos desde el punto de vista de las neurociencias, lo que ocurre es que la parte del cerebro más primitiva nos está llevando a “defendernos” de los ataques reales o irreales que tenemos alrededor, generando que, al momento de tomar decisiones, manifestemos conductas guiadas mucho más por lo emocional que por lo racional. Un buen ejemplo de ello es cuando vemos las aglomeraciones y largas filas en los supermercados de personas haciendo compras para acaparar productos que muchas veces no van a utilizar o que por comprar en demasía terminan dañados.
¿Por qué estamos haciendo cosas que parecen ilógicas justo ahora?
Esto pasa, porque al tener la sensación de pérdida de control sobre lo que ocurre a nuestro alrededor, compensamos la angustia experimentada, haciendo compras impulsivas, que nos crea una Ilusión de que retoma
mos el control de la situación, aunque sea momentáneamente y esto nos alivia la tensión producida por el contexto.
Pero es necesario aclarar que no por esto somos malas personas, pues es una respuesta de nuestro sistema cerebral emocional (sistema límbico) que, en la gran mayoría de los casos, nos permite mantenernos a salvo, pero lamentablemente también nos hace tomar decisiones inapropiadas y exageradas para las circunstancias reales.
Con esto no quiero decir que no debemos abastecernos de alimentos y otros insumos, pero si es importarte reflexionar y organizarnos a la hora de hacer las compras y adquirir las provisiones necesarias. Caer en una histeria colectiva puede ser más peligroso que la misma pandemia, que hoy pone en riesgo nuestra salud mental.
Recordemos que ante lo que estamos viviendo se necesita una actuación colectiva no individualizada, pues, aunque podamos resolver por un tiempo nuestras necesidades, si otras personas no tienen acceso a estos servicios básicos terminará siendo un bumerang en el cual también saldremos perjudicados nosotros en algún momento. Hoy voy al supermercado y me abastezco de manera excesiva dejando a otros sin productos, pero mañana seré yo el que no pueda obtenerlos.
Independientemente de ser médico psiquiatra y trabajar diariamente con salud, debo realizar siempre el ejercicio de reflexión y de comprensión del fenómeno, ya que, al igual que todos, mi cerebro emocional también se mantiene en alerta constante al percibir una situación de peligro. Debo hacerlo para poder dar apoyo a mis pacientes y a las personas que requieran orientación sobre como mantener su salud mental en tiempo de crisis.
¡Es el momento de demostrar los solidario que podemos ser!
con planificación podemos disminuir el impacto que genera la sensación de desabastecido. Nuestra conducta individual, hoy más que nunca, debe influir de manera positiva en la colectividad. Seamos portadores de tranquilidad. Cuando estés en el supermercado o la farmacia, haz un ejercicio de control, intenta caminar con la velocidad que normalmente lo haces (no corras), toma sólo lo que necesites para el tiempo que has programado tu compra (si te programaste comprar para una semana, no caigas en la tentación de llevar cosas que no vas a utilizar en ese tiempo) y por supuesto, toma las medidas de protección que recomiendan las autoridades del Ministerio de Salud Pública.
Cerrando este escrito me apego a la frase de Robert Louis Stevenson “La vida no es cuestión de tener buenas cartas, sino de jugar bien con una mano pobre”.
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