El cerebro humano es un órgano complejo y con amplias capacidades, pero si no lo cuidas, no podrá desarrollar todo su potencial. Si pasas la vida en automático, seguramente estas incluyendo prácticas dañinas en tu día a día que afectan tu desempeño y que, podrían llegar a enfermar tu cerebro.
A continuación, te presento los 6 hábitos más comunes que he identificado a lo largo de mis años consultando como psiquiatra.
1. Dormir poco o tener un sueño de baja calidad
Mientras duermes tu cerebro repara sus neuronas y consolida los aprendizajes del día. Si te acostumbras a acostarte más tarde de lo que tu cuerpo requiere y duermes menos horas de las que necesitas, no solo te sentirás más cansado, sino que, tendrás más problemas para concentrarte y largo plazo puedes experimentar una reducción del tejido del cerebro con las consecuencias que esto implica. Allí radica uno de los peligros de no contar con una rutina de sueño regular y procurar un ambiente cómodo para el descanso (libre de ruidos o luces).
2. Experimentar mucho estrés y no saber cómo manejarlo
El estrés sostenido inflama las neuronas, dañándolas y matándolas, de hecho, se ha asociado a largo plazo con la reducción del tamaño en ciertas áreas del cerebro y con consecuencias importantes sobre el funcionamiento mental, especialmente en la capacidad para atender, memorizar y aprender.
También te hace más propenso a que desarrolles trastornos de ansiedad y depresión.
De allí la importancia de aprender a poner límites en relación con las responsabilidades que asumes, siendo consciente de tus posibilidades reales. Además, podría ser útil incorporar técnicas de relajación y reducción del estrés, como la meditación y el yoga.
3. Beber alcohol y fumar
Cuando se inhala el humo del cigarrillo u otras sustancias fumadas, el flujo de la sangre y oxígeno al cerebro disminuye, afectando de manera directa tu capacidad de concentración y aprendizaje. Además, a largo plazo, eleva el riesgo de sufrir enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer.
El alcohol destruye las neuronas, daña otros órganos y aumenta el riesgo de cáncer. Su consumo frecuente se relaciona con alteraciones en la capacidad para pensar con claridad y tomar decisiones.
La recomendación es que no consumas ninguna de estas sustancias, pero si lo vas a hacer, trata de evitar los excesos y busca ayuda si percibes que se está convirtiendo en problema para ti.
4. Llevar una alimentación poco saludable y no hacer ejercicios físicos rutinariamente
Las dietas con alto contenido de grasas y azúcares aumentan los niveles de inflamación e incrementan el riesgo de sufrir enfermedades degenerativas como el Alzheimer. Además, comiendo así te sentirás más cansado y verás más afectado tu desempeño mental y cognitivo.
Por otro lado, el sedentarismo lleva a una disminución del flujo sanguíneo hacia el cerebro, privándolo de nutrientes esenciales y de oxígeno e interfiriendo con la eliminación de desechos. Además, contribuye a la reducción del volumen cerebral, afectando la salud mental debido a una disminución en la producción de los neurotransmisores que promueven el bienestar. La falta de ejercicio también se ha relacionado con el deterioro cognitivo y un mayor riesgo de demencia.
Hacer ejercicios aeróbicos (correr, montar bicicleta, bailar) junto con ejercicios de fortalecimiento como el levantamiento de pesas, puede ser beneficioso. Considera que, incluso cambios sencillos, como caminar más y subir las escaleras en lugar de subir en el ascensor, puede marcar la diferencia.
5. Realizar varias tareas simultáneamente (tener un comportamiento multitarea)
Un comportamiento multitarea ocurre cuando te obligas a realizar varias actividades a la vez. Aunque esta es una práctica muy elogiada por la sociedad actual, es tremendamente dañina, ya que el cerebro no está diseñados para manejar eficientemente múltiples labores a la vez y al hacerlo, estas sobrecargando tu capacidad atencional. De hecho, se ha demostrado que la multitarea se traduce en una reducción en la productividad y un aumento en los errores, además de que se asocia a un incremento en los niveles de estrés y agotamiento.
6. No tomar suficiente agua
El cerebro está formado en gran medida por agua, si no consumes la suficiente cantidad de líquido, veras afectado tu estado de ánimo, memoria y la capacidad para concentrarte. Incluso una deshidratación leve puede afectar estas funciones. Algunos signos de deshidratación incluyen sed, boca seca, cansancio y orina de color oscuro.
Para palear la deshidratación, lleva contigo un termo de agua o coloca alarmas que te lo recuerden varias veces en el día, esto es especialmente importante en países donde se presentan temperaturas muy elevadas en algunas épocas del año.
7. Exposición constante a pantallas digitales
Se ha demostrado que la exposición prolongada a la pantalla del celular, la computadora, tablet, televisor, etc., interfiere con el patrón de sueño, ya que disminuye o suprime la producción de melatonina (una hormona encargada de la regulación del ciclo sueño-vigilia). Además, el uso excesivo de dispositivos contribuiye al aumento del estrés y la fatiga mental.
Probablemente te identifiques con varias de estas prácticas, si es así, comienza a considerar la posibilidad de hacer cambios saludables en tu estilo de vida, no tienes que hacerlo todo junto, puedes iniciar incorporando poco a poco hábitos más sanos.
Si estas teniendo problemas para hacerlo no dudes en buscar ayuda profesional, pues existen múltiples recursos disponibles para mejorar la salud de tu cerebro.
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